Revista APD Septiembre 2015

Los consumidores son la medida de la tasa de cambio de la sostenibilidad: el 74% cree que las prácticas y los valores corporativos éticos son una razón importante para elegir una marca. El 66% planea hacer compras más sostenibles o éticas durante los próximos seis meses. Y la pandemia, como advierten las encuestas, ha supuesto un acelerador de estas tendencias.

Unido, todo ello, a las suculentas ayudas derivadas del programa Next Generation parecen confirmar un escenario que debe ser abordado con la misma determinación que se ha hecho con las tecnologías disruptivas. Ser sostenible no es una opción: es un vector de supervivencia y competitividad que alejará o acercará del liderazgo a las empresas que mejores decisiones tomen respecto al impacto que tendrá en su modelo de negocio.

La tecnología ha actuado como el gran atractor de la humanidad desde que el hombre pasó a ser un ser bípedo y desarrolló la función prensil: en este tiempo, se ha erigido en el elemento transversal, la palanca estratégica detrás de todos los avances de nuestra historia.

Pero, sin duda, el gran salto se ha producido en las últimas tres décadas, a partir del momento en que la digitalización ha ido transformando todos los planos de nuestra existencia, desde la comunicación con nuestros seres queridos hasta el modo en el que vemos películas o el modelo de negocio de las empresas. A este proceso evolutivo basado en la tecnología y cada vez más acelerado ya se lo conoce como transformación exponencial.

La pandemia ha abierto un momento único para replantear verdades consideradas infalibles. Una etapa de parón obligatorio que ha servido tanto para reiniciar las organizaciones como para mirar al futuro con algo más de aire. Y en el caso de España, los sectores llamados a dominar la generación de riqueza parece que habrán de hacer equilibrismos entre consolidar actividades tradicionales y una transformación casi impuesta por el entorno.

Según los expertos, sectores de tal relevancia para España como el turístico, el agroalimentario, el hostelero, el de la automoción y todos aquellos relacionados con los servicios, mantendrán su fortaleza en el medio y largo plazo. Sin embargo, el escenario de futuro idóneo debería sumar otros nuevos -aún desconocidos para la mayoría de empresas- llamados a generar una riqueza casi sin precedentes.

Las formas de trabajar, las relaciones laborales, las estrategias organizativas… Hasta los propios modelos de negocio. Todo ha cambiado. Una auténtica revolución en un muy corto espacio de tiempo que, según los expertos, ha obligado a virar el rumbo de todas y cada una de las áreas de cualquier organización. La de Recursos Humanos no ha sido ajena a esta nueva y forzosa transformación para la que, por cierto, ya venía ‘entrenándose’ ante la ola de digitalización a la que asistimos.

De hecho, la digitalización y todo lo que ello supone, la aplicación de analytics para la toma de decisiones y el empleo de soluciones basadas en IA, el desarrollo y formación del talento más estratégico, la consecución de organizaciones y equipos más flexibles… representan algunos de sus principales retos, según los expertos.

El término “momentum” deriva de la palabra “movimiento” y se utiliza para definir la relación entre la masa de un cuerpo y su velocidad. Considerando que el movimiento es transferible, se puede decir que un cuerpo, ya esté en reposo o moviéndose, seguirá un modelo constante hasta que aparezca alguna energía que interceda en el impulso de dicho cambio.

Pues bien, ese “momentum” es, ahora más que nunca, el ámbito de acción de los verdaderos líderes. Los CEOs de las organizaciones tienen ante sí la responsabilidad histórica de romper con un crisol de inercias que han ocultado la verdadera dimensión del reto que supone el cambio de ciclo económico que se nos presenta.